Científicos del MIT han creado una película basada en proteínas que puede prorrogar la caducidad de vegetales y carnes, minimizando el desperdicio de alimentos perecederos. Llegar a casa después del trabajo con la idea de prepararse la cena, abrir el frigorífico y toparse con el enésimo calabacín echado a perder. Este guion se repite, con sus variaciones, en millones de hogares de países desarrollados. Y no solo eso, los supermercados también se ven obligados a desechar una gran cantidad de alimentos que caducan en sus lineales. Las cifras son elocuentes: la FAO estima que un tercio de los alimentos del mundo acaban en la basura. Hablamos de mil trescientos millones de toneladas anuales. Existen numerosas técnicas para alargar la vida de los alimentos: desde envasarlos con atmósferas protectoras hasta procesos de esterilización, pero los alimentos frescos como la carne, la fruta o las verduras, lo tienen más “crudo”. Así, proteger los alimentos, a ser posible con envases biodegrad