Una bacteria lo hace posible
Científicos israelíes han desarrollado un bioplástico que podría suponer una revolución medioambiental.
Científicos israelíes han desarrollado un bioplástico que podría suponer una revolución medioambiental.
En 2018, un estudio de las imágenes captadas en el fondo de la fosa de las Marianas, el suelo oceánico más profundo del planeta, localizó residuos plásticos a once mil metros de profundidad. Victor Vescovo, un empresario que realiza inmersiones en esa región submarina, informó de que había localizado una bolsa de plástico. La gravedad de la situación queda de manifiesto en una elocuente cifra: la ONU afirma que para el año 2050 puede que haya más plástico que peces en los mares. Así, junto con el calentamiento global, la proliferación de plásticos y microplásticos se ha convertido en una de las grandes cruzadas medioambientales. Y el reciclaje, aunque puede contribuir a atenuar el problema, no es la solución definitiva. Solo el diseño de nuevos materiales puede atajarlo de raíz.
Curiosamente, es posible que la solución para el desafío de los plásticos provenga del mismo lugar que estamos contaminando: los mares. Un grupo de científicos de la Universidad de Tel Aviv se ha embarcado en un proyecto tecnológico que pretende emplear algas para crear una nueva generación de bioplásticos.
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